Como cada año por estas fechas, vuelven los cambios de armario a nuestros hogares. Toca guardar la ropa de invierno y sacar las prendas veraniegas o hacer compras para renovar nuestros ‘looks’. A la hora de adquirir nuevos artículos, hay que fijarse en que sean telas aptas para las altas temperaturas, ya que sino podemos pasar mucho calor o pasar la jornada con malos olores.

En la época estival se busca evitar las antiestéticas manchas de sudor que se forman en las axilas, por lo que las prendas con una buena transpiración son lo ideal para estas fechas: ropa cómoda, de tejido ligero y de colores suaves y claros.

Para la época veraniega las marcas de ropa descartan las fibras sintéticas como el nailon, acrílicos, poliéster o polipiel, entre otros, por ser poco transpirables; y eligen otras más ligeras y frescas como el algodón, la seda, el lino, lyocell o tencel o la lana fría, todos ellos creados a partir de fibras naturales.

De todos estos tejidos, el algodón es el que más se utiliza en verano. Es de origen vegetal y es cómodo, fresco y muy ligero. Su mayor cualidad es la transpirabilidad. Por norma general, las prendas de algodón siempre resultan muy cómodas y más en estas épocas del año.

La seda es ultraligera, super transpirable, hipoalergénica y tiene un tacto muy suave. Aunque en las prendas elaboradas con este tejido se pueden quedar restos de sudor, lo bueno es que es muy absorbente y tiene un secado muy rápido. El lino es, junto al algodón, uno de los tejidos más utilizados en el verano. Absorbe la humedad, es muy transpirable y fresco.

El lyocell o tencel tiene características muy similares a las del algodón y tiene un tacto suave. Es fresco, transpirable y biodegradable. Por otro lado, la lana fría es un tipo de tejido que tiene poca densidad, es muy ligero y flexible, y también muy transpirable.